Llevamos ya cinco años de crisis y nos está pasando factura a todos. Uno de los últimos organismos de la administración pública que ha sucumbido a los recortes ha sido la AVEN (Agencia Valenciana de la Energía). La que fue precursora de uno de las primeras ayudas para la adquisición de vehículos eléctricos y sistemas de alimentación en el año 2007, plan que fue copiado por el Gobierno meses después.
En este último año, fuentes consultadas ya vaticinaban la caída de este organismo a manos de las estrecheces presupuestarias de la Generalitat Valenciana, y así ha sido finalmente. Aunque el decreto autonómico que eliminaba 46 empresas de carácter público en la Comunitat fue sancionado durante el pasado año, no ha sido hasta hace pocas semanas cuando la AVEN ha dejado definitivamente de ser operativa. Actualmente, es el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (antes IMPIVA), quien integrará las funciones de esta agencia.
Sin embargo, como bien sabéis los lectores de Recarga Coches Eléctricos, el pasado julio este organismo publicó una serie de ayudas para la instalación de puntos de recarga y sistemas de alimentación. Curiosamente, el plazo para poder presentar la solicitudes se estipuló sólo en tres semanas, lo que hizo imposible que ninguna empresa o particular pudiera solicitarlas a tiempo. Esto sólo hace pensar que no existía realmente partida presupuestaria que respaldara esa publicación de ayudas y todo fuera simple publicidad.
Desde aquí queremos apoyar la eficiencia de los recursos públicos, pero nos planteamos si realmente estas medidas suponen un ahorro efectivo y, por otra parte, si este hecho no resulta contradictorio con la moda de las administraciones de mostrar al vehículo eléctrico como un icono de su modernismo.